Nelson Quintana

Nelson Quintana, más conocido como el Poeta Campesino; nació el 8 de mayo de 1.984 en el distrito de Yrybukua, Departamento de San Pedro.
Hijo de don Daniel Quintana y doña Agustina Martínez. De origen humilde y de una familia numerosa, realizó su estudio hasta el 8º grado en la Esc. San Nicolás. Más tarde abandonó por motivo económico y se instaló en un asentamiento llamado Húber Duré, distrito de Maracaná, departamento de Canindeyú.
El sacrificio y las penurias son fuente de inspiración para este poeta campesino, que ha encontrado el bálsamo de esperanza y de consuelo en la poesía, convirtiéndose en la voz de muchos miles de campesinos, quienes así como él, van labrando la tierra con la esperanza de que al llegar la cosecha, sea buena y permita mejorar la condición de vida de cada uno, lo que finalmente se evapora, y de nuevo comienza la siembra con mucha ilusión, para seguir soñando en un tiempo mejor.
Entre sus obras más aplaudidas se puede mencionar “Oro y Suerte”, un poema de profundo sentimiento, en el que nuestro poeta despide a dos bueyes, sus compañeros de trabajo, que han sido vendidos para costear los gastos de tratamiento médico de su madre.
Hasta la fecha son más 500 obras las que tiene en su registro, en su mayoría musicalizadas con renombrados compositores nacionales, y llevadas a la grabación en CD.
La calidad y el sentimiento puesto en cada obra, logró conmover a varios artistas y compositores quienes le brindan asesoramiento y acompañamiento, entre quienes figura una de las joyas vivientes del Paraguay el Maestro Florentín Giménez, con quien ya tiene más de una decena de obras musicalizadas, que a la fecha está siendo preparada para la grabación, y que será el material con el que el Maestro se ha de retirar de la vida artística.
Nelson Quintana, sigue en la actualidad sorteando las dificultades propias del campo, en su rol de campesino agricultor, que en sus horas de descanso, o en días de lluvia cuando no es posible trabajar la tierra, en un rincón de su humilde hogar, sigue escribiendo sus poemas, buscando volcar en cada uno, todo el sentir del sufrido campesino, que a pesar de las vicisitudes nunca deja de cantar al amor, a la vida, a la patria y a los amigos, siempre con el acento romántico, a veces quejumbroso y otras más dulce que la miel, de nuestro idioma guaraní, que en la inspiración del Poeta Campesino cobra el sublime vuelo cultural que cautiva y embelesa al alma paraguaya.